Saroukhan: humor y política a trazo firme
Prácticamente desconocida en estas latitudes de la diáspora, la obra artística de Alexander Saroukhan (1898-1977) es largamente conocida en las comunidades armenias de todo Medio Oriente. En nuestra experiencia personal, las escasas referencias que hemos tenido en Argentina acerca de los trabajos de este singular caricaturista armenio llegaron de la mano de la esporádica publicación de sus dibujos en la revista "Hay Endanik" (Familia armenia), editada por la Congregación Mekhitarista de Venecia.
Alexander Hagop Saroukhanian nació en 1898 en Ardanush, en el Oblast (provincia) de Batum, que en aquel tiempo pertenecía al imperio ruso y que en la actualidad forma parte de la República de Georgia. Siendo pequeño, su padre trasladó a toda la familia a Constantinopla y el pequeño Alexander -junto con su hermano Levón- ingresaron como pupilos al colegio que la rama vienesa de los padres mekhitaristas mantenían en esa ciudad. Allí, en la capital otomana, los dos hermanos Saroukanian -Alexander tenía apenas 12 años- comenzaron a editar un semanario de apenas cuatro páginas en el que Levón se ocupaba de la edición de los textos y Alexander de las ilustraciones. Aquella primera experiencia editorial fue breve -apenas dos años- pero marcó la futura carrera profesional de Saroukhan.
Durante toda la Gran Guerra (1914-1918), el Colegio Mekhitarista de Constantinopla fue protegido por las autoridades del imperio austrohúngaro, aliado de los turcos. En 1922 -ya culminada la contienda y con el avance de las fuerzas nacionalistas turcas lideradas por Kemal Pashá- Saroukhan decidió trasladarse a Viena e ingresar en el Instituto de Artes Gráficas de dicha, donde adquirió una sólida formación académica en dibujo e ilustración.
En la capital austríaca egresó como ilustrador profesional, contrajo matrimonio y entabló una fuerte amistad con Abdel Qader el Shenawy, un intelectual egipcio que fue el responsable de que mudara a El Cairo: allí el Shenawy dirigía un periódico y requería de un ilustrador profesional. Sin embargo, el proyecto fracasó un par de años más tarde por problemas financieros.
Aun así, Saroukhan decidió permanecer en El Cairo donde se vinculó con importantes intelectuales y periodistas de la entonces nutrida comunidad armenia de Egipto mientras se ganaba la vida como maestro de arte en la escuela armenia "Kaloustian". En el Cairo desarrollará toda su vida profesional para diferentes periódicos y revistas de idioma árabe y armenio. Dos de sus experiencias artísticas más conocidas fueron la de "Armenian Cimena", una revista satírica dirigida por Vartan Tchakarian, y la del periódico armenio "Arev", de tendencia ramgavar (liberal) que por aquellos años dirigía Aram Berberian.
A través de poco más de 60 años de trayectoria, sus dibujos de trazos firmes y bien definidos reflejaron, con un fino toque de humor e ironía, la convulsionada realidad política de Medio Oriente y el Mundo pero a partir de 1952 puso en evidencia a través de su obra su indisimulada adhesión a la revolución nacionalista árabe liderada por Mohamed Naguib y Gamal Abdel Nasser.
Por otra parte, sus pequeñas piezas de humor gráfico -como las que aquí reproducimos- se nutrieron de los "sinsentidos" del idioma armenio cuando se lo reduce a su más extrema literalidad. Muchos giros retóricos que los armenios utilizan al hablar no representan ninguna dificultad para ser entendidos, salvo cuando se los quiero traducir de una manera estricta: allí aparece el absurdo que Saroukhan supo explotar muy hábilmente.
Alexander Saroukhan
falleció en El Cairo en 1977 y dejó una obra de más de 20.000 ilustraciones que
hoy podemos seguir disfrutando.